Chinchín es la onomatopeya de nuestras copas al chocar

Una madre y su hija de tres años pasan por una cafetería, como hacen algunas veces después de comprar el pan. Allí hay más gente, son las 9 de la mañana, y está la tele encendida. En ese momento salen dos personas brindando y alguien comenta “se van a emborrachar”, a lo que la niña responde “mi madre y yo nos emborrachamos todos los días”.

La madre se queda sin habla, igual que el resto de gente allí presente. La niña, que no entiende por qué se ha hecho ese silencio, continúa: “sí, sí, mi madre y yo nos emborrachamos todos los días, chinchín siempre a la hora de comer”. El silencio se transforma en risas.

Chinchín es la onomatopeya de nuestras copas al chocar, pero parece que no es éste el origen de la palabra. Según su etimología, nos llega a través del inglés, desde una expresión china: ch’ing ch’ing o quing quing (en chino), por favor, por favor (en español). Estas palabras que indican una invitación, una petición, se utilizan a menudo en la cultura china, cosa normal si tenemos en cuenta la amabilidad, respeto y educación que caracterizan a este pueblo. Por eso no es tampoco extraño que lo repitieran dos veces, a nosotros también nos gustan estas repeticiones, y nos la hemos quedado para brindar. A esto hay que unir que chinchín es la onomatopeya de las copas al chocar.

La niña sabía que hacer chinchín significaba estar con su madre, la hora de la comida, un buen momento y en buena compañía. ¿Qué es chinchín para ti? ¿Sabes cuántas veces has brindado? ¿Recuerdas por qué motivos? ¿En qué compañía? Seguro que muchas veces, por motivos alegres, en buena compañía, y… ¡las que quedan!

¡¡Brind@ por los buenos momentos!!  ¡Chinchín!

brind@